A pesar de que la
muerte de Filiberto Ojeda Ríos sorprendió y enfadó a la comunidad
puertorriqueña en los Estados Unidos, según Carlos Vargas, del Centro de
Estudios Puertorriqueños en la ciudad de Nueva York, las reseñas han sido
escuetas y la noticia ha trascendido de forma limitada.
La noticia del
ajusticiamiento de Filiberto Ojeda ha sido acogida con sorpresa y coraje
entre los puertorriqueños residentes en los EE. UU. que siguen de cerca el
acontecer de la isla. La indignación que se siente viene dada por lo que se
ve como el atrevimiento y la premeditación del gobierno federal de incitar
a los puertorriqueños al intervenir con Filiberto Ojeda precisamente el día
de la celebración de una gesta que llega a trascender ideologías políticas
para servir de ejemplo de defensa y afirmación de lo puertorriqueño.
La acción de los agentes federales se ve como una de intimidación, no tan
solo a los que puedan apoyar la independencia para Puerto Rico, sino para
todo aquel que piense que son los puertorriqueños quienes pueden decidir
exclusivamente el futuro de Puerto Rico. El asalto a la casa donde residía
Ojeda se llevó a cabo sin aparente participación o conocimiento de miembros
del gobierno o de la policía de Puerto Rico; como si los representantes del
gobierno federal afirmaran que, en última instancia, los que mandan en
Puerto Rico son los federales.
También existe una sensación de incomprensión ante la acción federal; de
que no había necesidad de llegar a esos extremos si el fin era capturar a
Ojeda; de que los federales no entienden el simbolismo de tal acción en tal
fecha. Entre otros, sin embargo, queda el recelo de que el gobierno federal
no ha dejado de operar como lo ha hecho en
más de cien años de jurisdicción americana
sobre Puerto Rico; que para eliminar las
putativas “amenazas” al gobierno de EE. UU. en Puerto Rico, la solución más efectiva es eliminar a
los opositores y dar un ejemplo a la población en general.
Pero de una manera más generalizada, la noticia ha trascendido de un modo
limitado. La prensa en inglés tan sólo a tenido escuetas reseñas sobre el
incidente, utilizando sobre todo la versión genérica de la AP; y la prensa
hispana, aunque se haya podido enfocar más sobre la noticia, tampoco le ha
dado mucho más resalte. Se ha cubierto la manifestación que cientos de
puertorriqueños celebraron la semana pasada ante el edificio federal en Manhattan, pero no se ha explorado, de momento, el
impacto político que la muerte de Ojeda a manos de los federales pueda
tener, por ejemplo, sobre la campaña política para alcalde de Nueva York.
El sentir nacionalista de los puertorriqueños en los EE.UU. tiene una
sutileza particular a la que se le pudiera atribuir al adjetivo como tal. Sí, en los
EE. UU. hay nacionalistas e independentistas tal y como
los pudiera haber en Puerto Rico. Pero en
los EE.UU. el simbolismo nacionalista toma además otro matiz: el de la
defensa de lo puertorriqueño, sin importar en gran medida la ideología
política. Incluso, entre aquellos puertorriqueños que no tengan una opinión
definitiva sobre el status político de Puerto Rico, figuras como Betances,
Albizu, Lebrón, etc. tienen el respeto y la admiración de muchos por su
dedicación y sacrificio por los puertorriqueños y lo puertorriqueño. Es muy
parecido a lo que entre algunos se ha denominado nacionalismo cultural,
pero que entre los boricuas de los EE. UU. se haya un tanto más difuso.
El enfoque a menudo ha sido la vida de los puertorriqueños en los E.UU. y
desde esa perspectiva, la lucha de estos puertorriqueños y puertorriqueñas
ha sido por hacer valer sus derechos en un ambiente en el que han sido
explotados económica y socialmente, con poco respeto a su cultura e
historia. En el proceso de autoafirmación, pues, estos puertorriqueños
residentes en los EE.UU. han recurrido a figuras y acontecimientos que
demuestran que los puertorriqueños sí tiene una historia de resistencia y de
hacer valer sus derechos y reivindicaciones y los han convertido en modelos
ejemplares.
En este proceso de autoafirmación, muchos puertorriqueños en los EE.UU
también han establecido la conexión histórica que existe entre las
condiciones de vida de los puertorriqueños en los EE.UU y la realidad
política de la isla de P.R. Y eso ha dado paso a que grupos como los Young
Lords y organizaciones posteriores presten atención a lo que ocurre en P.R.
El ejemplo más inmediato lo ha sido la participación de los puertorriqueños
en los EE.UU. por el desalojo de Vieques de efectivos de la marina de
guerra de los EE.UU. Las protestas y las presiones políticas de los puertorriqueños
en los EE.UU. contribuyeron a que se resolviera la situación.
Pero siempre han habido organizaciones políticas puertorriqueñas en los
EE.UU. que han tenido como su principal
objetivo la liberación de P.R. y ejemplo claro de esto lo han sido grupos como las Fuerzas
Armadas de Liberación Nacional, activos durante los años setenta y ochenta.
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